Por: Dr. Roberto Rondón Morales
Narraré algunos momentos de su vida universitaria en los que nos vimos. Las grandes tareas que cumplió serán motivo de discursos, documentales y otras manifestaciones sobradamente merecidas porque su vida intensa y su obra amplia y útil fue aquí, en Mérida y en la Universidad de Los Andes.
1.- Llegué a Mérida como migrante de Chiguará en los 1950, y mis padres se aposentaron en la calle El Paraíso, que continuaba con la calle El Milagro formando un cuadro que mira a la que después fue la avenida 16 de Septiembre, para esa época, un camino carretero de tierra a lo largo del aeropuerto. Vecino estaba y está el llamado Barrio Santa Elena, conformado por parcelas que hizo de su hacienda el llamado Coronel Mora. Tenía y tiene varias calles longitudinales y otras transversales, y en el centro un espacio rectangular convertido luego en la Plaza Miranda. Vi por primera vez, a principios de 1960, en la calle 1 de Santa Elena, donde vivía mi actual esposa, a un caballero con una biblia en la mano y en compañía de quien supimos era su esposa Rosa, cariñosamente llamada “Pelusa”. Supimos también, siendo muchachos curiosos, que ese señor era un extranjero que hablaba como argentino y que visitaba casa por casa rigurosa y cordialmente, donde por lo general lo acogían amistosamente, para hablar de asuntos bíblicos. La visita casa por casa evolucionó hacia una reunión de vecinos en una de esas casas. Recuerdo comentarios sobre la caballerosidad del predicador y de su esposa compañera. No supe del éxito de las prédicas.
Una tarde, quizás de un viernes, un grupo de mocetones vistamos una arepera muy moderna y reputada, instalada por un señor bolivarense de apellido Daza o similar, en la esquina del primer piso de un edificio ubicado entre la avenida Bolívar y la calle 29. Allí, entre otras ofertas, una que se hizo famosa fue de pequeñas garrafas de 2 litros de vino Chianti servidas allí mismo. Cuando el grupo de jóvenes entrábamos a la arepera, vimos salir del edificio al señor predicador, y supimos que vivía allí, donde también hacía reuniones bíblicas.
2.- En 1963, fui designado preparador de la entonces Cátedra de Fisiología ubicada en la Avenida Tulio Febres, segundo piso, separada por un patio interno de la vecina cátedra de Fisiopatología ubicada en otro segundo piso. Un día de un año que no recuerdo, mirando de Fisiología a Fisiopatología, vi a un señor que se me pareció al caballero de la Biblia. Al afinar la mirada, constaté que se trataba del mismo. Pero ahora, en lugar de un sermón dictaba una clase práctica sobre la teoría del stress o tensión vital, síndrome de adaptación cuyo autor, Hans Selye recién había ganado el premio Nobel de Medicina, en lugar de la Biblia tenía el libro de Fisiopatología de W. Seghentaler, y en lugar de vecinos, lo escuchaban estudiantes de tercer año de medicina, con admiración y respeto por sus explicaciones, en este momento, científicas y ardorosamente expuestas.
Supuse que debido a la apertura del ingreso en la Facultad de Medicina en 1958, se debió contratar profesores en el exterior, y dos para la vecina Fisiopatología. Uno, el Dr. Héctor Mazella, argentino y otro, el uruguayo Juan Cayaffa Bonifaz, iniciadores de la fisiopatología realmente científica en la ULA. Supongo que por estas varias razones, el ahora Dr. Walter Bishop se asentó en esa cátedra de una manera definitiva y destacada, inspirado en estos dos maestros.
3.- Hasta los 1970, a su regreso de su formación en el exterior, la orientación política de la Facultad de Medicina oscilaba de Acción Democrática a COPEY, y los temas eran los de la tradición médica. Un grupo para entonces jóvenes, decidimos reunirnos informalmente para hablar de otros destinos de la Facultad. Allí estaba Walter Bishop Neumann. Un tema que se presentó fue una tentativa nueva estructura universitaria iniciada con el llamado Ciclo Básico Universitario, que se mal inauguró con el ingreso de más de mil estudiantes a Medicina, lo que creó una crisis entre los profesores tradicionales, que llevó a la renuncia como protesta del Decano Dr. Mario Spinetti Berti. Se designó al Dr. Justo Miguel Bonomie como Decano encargado, quien debía convocar elecciones porque el Dr. Spinetti Berti no había cumplido aún la mitad de su período decanal. Se convocaron elecciones que no tuvieron el quorum legal respectivo, y por lo tanto, no se eligió Decano.
En 1971, se convocaron elecciones decanales, y grupos reformistas de estudiantes y profesores simpatizamos con el Dr. Walter Bishpo como candidato a Decano. Fue descartado en una primera vuelta por los otros dos candidatos, Dr. Néstor López Rodríguez apoyado por grupos cercanos a COPEY y el Dr. Hugo Dávila, postulado por Acción Democrática. Ganó la segunda vuelta el Dr. Néstor López Rodríguez, a su vecino de habitación y padrino de sacramento.
La situación estudiantil era muy tensa e incontrolada porque en 1970, además de las trifulcas callejeras y falta aguda de recursos físicos y humanos del Ciclo Básico, se había reformado la Ley de Universidades, lo que junto con la derrota política y militar de las guerrillas, y como protesta colectiva, los estudiantes decidieron no conformar electoralmente los órganos de dirección estudiantil, Federación de Centros y Centros de Estudiantes. Esto llevó a una anarquía y a la aparición de grupos estudiantiles muy violentos, sin dirección y con jefes insólitos. Estos, en un arrebato y en una asamblea permanente en el Auditorio A de la Facultad de Medicina convocaron al Decano para someterlo a “un juicio público” y al no asistir obviamente, decidieron secuestrarlo violenta y desconsideradamente. Los asambleístas desconocieron al Decano, al Director y demás autoridades de la Facultad, y designaron en su lugar a nuevas autoridades, entre la cuales se mencionaron al Dr. Walter Bishop para Decano, Luis Hernández para Director, otros profesores para otros cargos supuestos.
Esto provocó, una vez liberado el Decano, el cierre de la Facultad por meses, la mudanza del Decanato y Consejo de la Facultad desde la Avenida Tulio Febres hacia el Colegio de Médicos, y después a la ahora sede del CAMIULA, con las obvias amenazas de expulsión de las autoridades propuestas por la Asamblea Estudiantil, posibilidad que se logró descartar dada la “locura” de estos sub realistas nombramientos.
4.- En las conversaciones del grupo reformador de la Facultad, con el Dr. Walter Bishop, se decidió acceder al Decanato de la Facultad para iniciar un proceso de modernización de la misma, en especial, reforzando el componente científico de la Facultad preferentemente profesionista, y que contaba con ideas, obras, una masa crítica de recursos humanos formados en el exterior, tecnologías de apoyo y otros. Esto llevó a la Dirección de la Escuela de Medicina, y luego al Decanato al autor de estas notas.
Un primer empeño fue lograr la certeza de que la investigación era primordial en la Universidad, y que sin ella, la docencia era repetitiva y libresca. La idea era que grupos de profesores se dedicaran exclusivamente a la investigación. Se idearon los llamados Laboratorios de Investigación: Laboratorio de Fisiología de la Conducta bajo la dirección del Dr. Eduardo Briese, e integrada por los profesores Luis Hernández, Euro Murzi y Marcos Parada; Laboratorio de Metabolismo y Neuro Endocrinología bajo responsabilidad del Dr. Walter Bishop y los profesores Héctor Bucchiazzo, Perla de Bucchiazzo, Sonia de Celis y Osman Gómez; Laboratorio de Anatomía Patológica bajo la dirección del Dr. Karlhanns Salfelder y la profesora Teresa de Liscano; Laboratorio de Psicología bajo la conducción del Dr. Oswaldo Romero García y los profesores Gregorio Escalante, Antonio Sánchez, María de Romero, Calixto Moncada.
Como una derivación de lo anterior, en reuniones con el Dr. Walter Bishop propusimos la creación de un Postgrado en Ciencias Fundamentales para ofrecer a profesores de las ciencias básicas, Anatomía, Embriología, Histología, Fisiología, Bioquímica y Farmacología, para quienes no era fácil viajar al exterior, obtener maestrías en la ULA.
El desarrollo de este postgrado estuvo en manos del Dr. Ernesto Palacios Pru, Walter Bishop y Eduardo Briese, que mantenían líneas permanentes de investigación.
Dr. Ernesto Palacios: 1.- Cito diferenciación neuronal. Período genético y fenotípico del modelaje celular.
Dr. Eduardo Briese: 1.- Nuevos métodos para determinar los umbrales de auto estimulación del sistema motivacional. 2.- Efecto de las drogas antipiréticas sobre la auto estimulación intra cerebral. 3.- Sistema motivacional positivo y regulación de la temperatura. 4.- Regulaciones entre el sistema motivacional y la termo regulación.
Dr. Walter Bishop: 1.- Secreción de L.H. y ovulación inducida por esteroides sexuales y drogas que modifican los sero transmisores hipotalámicos. 2.- Estudio y sistematización de la esterilidad y los estados hipogonadales en el varón. 3.- Estudio del eje hipotálamo – hipófisis. gonadas en pacientes con silla turca patológica. 4.- Relación entre la concentración de gonadotrofinas y prolactina con espermograma y tetosterona normales. 5.- Efecto de las modificaciones de la síntesis de catecolaminas sobre la evolución y preñez en la rata. 6.- Control de la función gonadal con pacientes con amenorrea secundaria
Dr. Héctor Bucchiazzo. Actividad hidrolasas plasmáticas tisulares y urinarias y su correlación con las complicaciones en la diabetes experimental y humana.
Dra. Perla Bucchiazzo. Mecanismo de acción e la insulina en células grasa aisladas.
Estos autores habían realizado más de ochenta publicaciones en revistas especializadas, registradas en el Science Citation Index, principal medición de la época, y referidos cientos de veces por otros autores.
Casi todo esto cesó por la debilidad institucional, la falta de continuidad administrativa y la ausencia de sus actores. Había que crear una conciencia académica más estable y amplia, y por ello, conformó un Grupo Académico en la Facultad, que en gran sentido inspiró a la futura Carta Académica Universitaria.
5.- Vi por último, muchas veces al Dr. Walter Bishop, cuando en mi condición de Presidente de la Academia de Mérida, plantee a la Asamblea General la designación de un Grupo de Estudio para la elaboración de una Ley Orgánica Marco de Universidades, en 2012. Integraron la Comisión los profesores José Mendoza Angulo, Néstor López Rodríguez y Eleazar Ontiveros Paolini, quienes asistieron sólo a las primeras reuniones. Permanentemente participaron por tres años, los Drs. Walter Bishop, José Aguilar Castro, Leonel Vivas, Amado Moreno, Nelson Pineda, Alejandro Ochoa, Pedro Rivas. Posiblemente las largas y complicadas discusiones del Grupo no facilitaron la permanencia de todos sus integrantes.
Walter Bishop asistió a todas las reuniones semanales por tres años, que permitió la redacción de un Ante Proyecto de Ley que tuvo una profunda revisión histórica, doctrinaria y principista, motivo de un acuerdo político entre integrantes tan diversos del grupo. El Dr. Walter Bishop, a parte de su constante asistencia, hizo aportes sucesivos sobre la conceptualización de la universidad como un factor de desarrollo intelectual, de la formación masiva de personal para la investigación científica y tecnológica, la disposición permanente para la creatividad intelectual y la conformación de grupos interdisciplinarios para la ciencia y la tecnología.
Este proyecto, en una versión final fue llevado informalmente a la Asamblea Nacional en 2015, cuyo Vice Presidente diputado Enrique Márquez fue encargado de este tema. No obstante, en conversaciones reservadas, fuimos informados del nombramiento de dos científicos conocidos personalmente, para explorar la posibilidad de hacer sólo cambios puntuales en la Ley de Universidades y en la de Ciencia y Tecnología. No había para el momento interés parlamentario para discutir nuevas Leyes. En cuanto a la Ley de Universidades, el problema y la solución se centraba en la anulación del literal c del artículo 34 de la LOE, que integró a obreros y empleados al claustro electoral. En cuando al tema de la ciencia y la tecnología, el asunto crucial estaba fijado en la reconstitución de los fondos nacionales de financiamiento con aportes empresariales que pudieran invertir localmente de nuevo. Supimos personalmente de estos dos intermediarios, que el gobierno y el partido de gobierno, les manifestaron que si se modificaban por la mayoría de la Asamblea Nacional esos dos artículos, esa decisión la anularía el Tribunal Supremo de Justicia, por lo que estos temas quedaron en silencio hasta ahora.
Este informe que presenté fue recibido con decepción por el Grupo Redactor de la Academia de Mérida, en especial por el Dr. Walter Bishop, quien esgrimía su esfuerzo frustrado también cuando coordinó la Comisión para el Cambio designada por el rector en 2001, que elaboró “ULA. Papeles para el Cambio” en 2002, y que sirvieron, según él, sólo para la imprenta. Ultima oportunidad en que lo vi, antes de su viaje al exterior.
Salud y buen viaje, Walter.
Dr. Roberto Rondón Morales, Individuo de Número de la Academia de Mérida.