Por: Dr. Rómulo A. Bastidas Fernández
Se me ha honrado al designarme para pronunciar el discurso protocolar de presentación en este acto, del Dr Ricardo Contreras como Individuo de Número Sillón 22, para llenar la vacante por el lamentable fallecimiento de nuestra querida e inolvidable Dra. Nancy Freytez de Sardi. He aceptado tan honroso encargo con el mayor agrado por dos razones fundamentales, Primero. Porque el tema escogido por quien se incorpora hoy intitulado “Nueva Normalidad y la COVID-19. Revisando el Trinomio Cultura, Ética y Medio Ambiente”, luce atractivo para mí, porque he tenido la necesidad en este momento de estudiar, no solo como profesor de Salud Pública, sino como Miembro Principal de la Comisión Científica en la lucha contra la COVID-19, creada por la Gobernación del estado Mérida, por tratarse de una pandemia que ha impactado al mundo en todos los ámbitos. En una sociedad donde la esperanza ha dado paso al temor, y hoy nos tiene pensando con honda preocupación, ¿Qué será de nuestra vida después que cese la etapa crítica en la que estamos viviendo? Tema tratado de forma sucinta pero densa, como lo hacen las personas a las que Dios les ha dado sabiduría y entendimiento, que en buena hora, viene a compartir con nosotros los compromisos que hemos orgullosamente adquirido con esta meritoria institución interdisciplinaria. Segundo. Porque el Sillón 22 lo ocupaba una distinguida profesora universitaria, Nancy, me permito llamarla así porque fue mi amiga y compañera de trabajo por 40 años en el Departamento de Medicina Preventiva y Social, de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, compartiendo docencia de pre y posgrado, sembrando y cosechando sueños por hacer una mejor universidad, una mejor Facultad de Medicina, y un mejor departamento al que tanto le ofreció esfuerzo y dedicación.
Quiero expresar que comparto en cada una de sus afirmaciones el panegírico realizado por el Dr Contreras, sobre la vida fecunda de la Dra Sardy, y agregar la impronta que dejó de ser una mujer de probada simpatía y cordialidad, estudiosa de la historia de la Salud Pública, de delicada femeneidad, ajena a la diatriba, y mediadora por naturaleza.
Ricardo Rafael Contreras es egresado de la Universidad de los Andes como licenciado en Química en el año 2000, con un Diploma de Estudios Superiores en Estudio de Materiales año 2002, y Dr en Química en el año 2004 con beca del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Consejo de Desarrollo Científico y Tecnológico (CONICIT). En la Facultad de Ciencias es profesor Titular de Química, docente de los Posgrados en Química Aplicada y Química Analítica. En la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas es jefe de la Cátedra Libre de Teología Comparada “Juan Pablo Segundo”, e igualmente Profesor de los Doctorados en Ciencias Humanas, en Educación y Antropología de la Facultad de Humanidades y Educación. Ha publicado noventa y cuatro (94) artículos en revistas nacionales e internacionales arbitradas e indizadas. Veinte tres libros (23) y diez (10) capítulos publicados en editoriales reconocidas. Tiene numerosas participaciones como ponente en C
Congresos Internacionales (Argentina, Brasil, Francia, Suiza, entre otros), y nacionales, todos en el área de química inorgánica y organometálica, nano tecnología y enseñanza de la ciencia. Ha sido tutor y cotutor de numerosas tesis de Licenciados en Química, Magister Science y Doctores en el área de la Química. Formó parte del Sistema de Promoción al Investigador Nivel 3, y en varias ocasiones ha recibido el Premio Estímulo al Investigador, y la Medalla al Mérito Académico APULA, así como numerosos reconocimientos institucionales por su destacada trayectoria académica. Como podemos observar quien se incorpora hoy como Individuo de Número, analizando su resumen curricular, todo lo que ha hecho habla muy bien de su desvelo y dedicación al estudio, a la escritura y a la investigación de ese mundo complejo del conocimiento como lo es la Química, que enaltece esta docta Corporación.
La Nueva Normalidad y la COVID-19
Tendríamos que comenzar señalando en relación con este aspecto, que la pandemia de la COVID-19 representa una de las crisis más importantes de nuestra historia reciente, con un gran impacto desde el punto de vista sanitario, social, político, en los merados financieros y en el comercio internacional que se han visto seriamente afectados. De esta preocupante realidad, y ante la angustia de la sociedad, la población con razón se pregunta ¿Cuál será el destino que nos espera después de haberse superado esta terrible pandemia?, se vuelca la mirada hacia algo que los medios de comunicación a través de las redes sociales han impuesto no de manera ingenua, porque sin duda se esconden intereses inconfesables, sobre todo los que se ubican dentro del Nuevo Orden Mundial, y que se ha dado en llamar la Nueva Normalidad”, tal como sugiere el Dr Ricardo Gil Otaiza en su artículo del universal denominado “Detrás de la Nueva Normalidad”. Ahora, qué de nuevo y que tanto de normal tendrá, habrá que ver, pues ya conocíamos con motivos de la crisis financiera del año 2008-2009 cuyo epítome fue la quiebra de las firmas de servicios financieros Lehman Brothers, donde se rescata esta expresión usada varias veces en crisis de esta naturaleza, como afirmó en su discurso el Dr Ricardo Contreras. Lo normal es relativo, porque no siempre lo que surge conceptualmente de situaciones inesperadas, o sobrevenidas como decimos ahora, podemos transformarlo automáticamente en normal como verdades incuestionables, sin hacer un balance del pasado y de lo bueno que hubo, y entonces no tenemos por qué empeñarnos en modificarlo, para estar en la nueva onda sin sentido crítico, a lo mejor borrando nuestra memoria histórica. No quiero decir con esto, que no haya nuevas realidades que abordar, por ejemplo lo relativo al confinamiento, y sus consecuencias, la falta de movilidad de la población por la necesidad de un aislamiento efectivo para cumplir la cuarentena como una medida de contención efectiva contra la COVID-19, como impacta ese aislamiento en la actividad económica global y sobre grupos sociales vulnerables, con incidencia especial en determinados sectores y países, no aludo al nuestro porque nosotros lamentablemente tenemos dos décadas perdidas, sin colocar a un lado las alteraciones psicológicas que las personas que sufren de esta patología, cuya tendencia de padecer altos niveles de pánico, elevan las tasas de suicidios en medio de la pandemia y se transforma en un grave problema de Salud Pública, además, no podemos olvidar la naturaleza gregaria del hombre, siempre ha querido vivir en ciudades y por eso desde la más remota antigüedad se inventó la manera de asentarse en pequeñas aldeas para protegerse, y tal vez tener una existencia mucho mejor.
Revisa el Dr Contreras el trinomio cultura, ética y medio ambiente, coincido plenamente en que la “Cultura COVID-19”, que pareciera estarse conformando es muy pronto para dar respuesta a esa pregunta, pero sin duda que la pandemia ha provocado cambios en la forma de visualizarnos como sociedad y ha tenido su impacto en la cultura, ese binomio cultura y sociedad juega un papel determinante en el desarrollo de los seres humanos, sin importar en la condición social y económica que estos tengan, siempre el factor cultural está inmerso en el desarrollo conductual, social y económico, que de una u otra manera, influye para que las personas alcancen un determinado nivel de vida. En la actualidad la cultura ha demostrado ser un elemento, que contribuye de forma significativa a conformar lo que se ha llamado economía del conocimiento, de la creatividad, del mundo digital, que utiliza la información como elemento fundamental para generar valor y riqueza. La cultura es manifiestamente un factor de cohesión social, de identidad para el pluralismo y la calidad de vida.
Es difícil cuando se habla de cultura pasar desapercibido la íntima vinculación con la educación, y así como se habla de la economía del conocimiento, los analistas de los cambios socioculturales están de acuerdo en señalar que hay tres grandes cortes en la evolución de la sociedad humana. Señala el Dr Humberto Ruiz Calderón, “La última, la que vivimos actualmente, en donde la principal fuente para generar riqueza reside en la capacidad de utilizar la información y producir conocimiento. Todo ello se puede sintetizar así.. Predominio en la actividad económica del uso de la fuerza bruta, preponderancia de los artefactos e instrumentos de la producción, y actualmente preminencia en la sociedad productiva de la información y el conocimiento (Ruiz, H-2012). Vemos entonces claramente el papel que juega el conocimiento como pivote fundamental de la economía y la educación. Soñar no cuesta nada, si algo excelente deberíamos aspirar a conseguir en la cultura de la “nueva normalidad” es lo que nos dice Gerver Torres en su extraordinario libro “Un Sueño para Venezuela”, es poder contar con gente de calidad y ¿Qué quiere decir que una sociedad cuente con gente de calidad? Contar con gente de calidad significa contar con gente educada y saludable. Gente educada, que disponga de los conocimientos y habilidades necesarias para desempeñarse exitosamente en los diferentes ámbitos de la vida, como trabajador, padre, ciudadano, profesional exitoso. Gente saludable, significa personas que estén bien alimentadas y libres de enfermedades serias o recurrentes, que los incapaciten para desarrollar todas sus potencialidades físicas y espirituales. (Torres H-2001). La conclusión, que pudiéramos sacar es que mientras más educada y sana sea la gente, mejor es el capital humano con que cuente un país, y en consecuencia más rico será ese país, qué falta nos hacen actualmente dos ministerios de excelencia que se ocupen de estos aspectos en nuestra querida nación. Sin duda, que ésta educación que aspiramos tiene que estar basada en la necesidad de una formación humanista con sólidos valores morales y éticos, que instruya a personas menos vulnerables a las fake news , noticias que orientan a la población menos informada de manera perversa, creando matices de opinión que solo sirven a intereses malsanos.
Esta compleja gama de escenarios por la que transita la sociedad actualmente, amerita que su desenvolvimiento suceda en un marco ético, fundamentado en los valores morales que guían el comportamiento humano en la sociedad, donde la solidaridad nos impulse a conseguir y a incrementar el capital social con altos niveles de integración para la búsqueda de una sociedad productiva amante de la paz.
El hombre desarrolla su vida en íntima relación con su ambiente natural, económico, político, social, por lo tanto; no puede considerarse adaptado al sistema ecológico, sino que forma parte de él y participa como un componente más en los delicados y complejos mecanismos de regulación, que caracterizan la estructura y funcionamiento del ecosistema (Bastidas, R-2009), por consiguiente, desde el punto de vista ético la búsqueda debe ser a la consecución del desarrollo sustentable, de hecho la Conferencia de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo celebrado en Rio de Janeiro, señala en el primer Principio de dicha declaración, lo siguiente “los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sustentable. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza (Conferencia de Rio-2000).
En otro orden de ideas, hay que señalar las esperanzas que se abrigan en el mundo, en relación con el hecho de que preservando la Salud Pública se puede recuperar progresivamente la cotidianidad e incentivar las actividades económicas sin perjudicar la salud de la población. En este sentido es bueno aclarar, que depende cómo lo hagamos, se han cometido muchos errores, cuyas consecuencias se han pagado con vidas humanas y en un aumento sostenido de la morbilidad y mortalidad por COVID-19, por lo tanto; como Salubrista con alguna experiencia, creo que las directrices deben encaminarse de la siguiente manera.
- La atención a la salud, obedece a una relación entre demanda y oferta que en la sociedad se produce como consecuencia de la interrelación de una serie de factores de distinta naturaleza, cuyo producto es la enfermedad, ahí es donde está el problema ¿Cómo hacerle frente a esta realidad? Si creemos que lo podemos hacer solo a través de la construcción de hospitales mientras más grades mejor, aumentando el número de camas, de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), de aparatos de alta tecnología de elevados costos y baja cobertura, son elementos meramente curativos que en esta pandemia no dieron los resultados esperados ( Caso de los EEUU), en razón de que se olvidó o mejor dicho no se le dio la importancia debida al fortalecimiento de la Vigilancia Epidemiológica, que en síntesis lo que significa es aplicar eficazmente la doctrina de la Medicina Preventiva para tener menos casos, y en consecuencia menos fallecimientos. Entonces, deberíamos acrecentar el esfuerzo en, Primero: Romper la cadena de transmisión detectando el mayor número de casos posibles, tratando a las personas que presentan síntomas y aislando a las personas en contacto con ellas. Fíjense que en Venezuela hay solo 5 o 6 centros diagnósticos para realizar pruebas PCR, a pesar de la insistencia que hicimos en la Comisión Científica Anti Covid-19, ante la necesidad de descentralizar esta actividad, en Colombia por ejemplo hay más de 100. Esta inconsistencia epidemiológica determina retraso en los resultados y mayor oportunidad de transmisión.
- Contar con el recurso humano necesario para el seguimiento debido a los casos detectados, así para atender los casos más graves.
- Refuerzo de las medidas de promoción, prevención y control colectivas, haciendo hincapié en las 4 fundamentales a) uso debido de la mascarilla, b) distanciamiento físico mínimo de dos metros, c) lavado de las manos con agua y jabón varias veces al día o desinfectarse con alcohol al 70%, d) cuando haya necesidad de reunirse, hacerlo en locales ventilados y por tiempo limitado, medidas que por cierto no son tan recientes como uno pudiera creer, en la Biblia encontramos en dos libros del Pentateuco (Éxodo 30:18-21 y Levítico 13:4-5) medidas de esta naturaleza desde hace ya 3500 años.
- El año pasado cuando se declaró la pandemia en marzo del 2020, las vacunas parecían alternativas de un futuro lejano, pero el avance científico y tecnológico nos deparó la sorpresa, que antes del año aparecieron las vacunas de los laboratorios más prestigiosos del mundo, habiendo cumplido con todas las fases exigidas por la ciencia, para pasar de candidatas a productos biológicos aceptados por prestigiosos Organismos Internacionales como la FDA-EMA y reconocidas por la Asociación Mundial de la Salud. Como alternativa de prevención específica las vacunas conocidas con la plataforma tecnológica que hayan utilizado, tienen probada eficacia y seguridad después de haberse colocado las dosis respectivas, y nos protegen de sufrir casos graves y críticos de la COVID-19. Se han colocado en el mundo hasta este momento cerca de 649.853.503 millones de vacunas, y las reacciones secundarias que pudieran producir, no tienen significación estadística si las comparamos con el inmenso beneficio que están prestando. Se convirtió la COVID-19 en una enfermedad prevenible por vacunas, que de paso llegó para quedarse como lo hizo el dengue y otras patologías, en consecuencia; hay que seguir insistiendo en el fomento exhaustivo de las medidas de promoción, prevención y control. Dolorosamente en Venezuela el plan de vacunación avanza muy lentamente, apenas se han vacunado según fuentes confiables de la Federación Médica Venezolana (FMV) entre el 0.5% el 1% de la población, y pensar en la inmunidad de rebaño a este ritmo, conociendo que se requiere inmunizar el 70% de la población no deja de ser una quimera.
- Necesitamos un sistema de salud que genere datos certeros y confiables, al margen de la insensatez de estar edulcorando cifras de casos y fallecidos para engañar incautos obcecados con el régimen. hay que volver a la publicación periódica de lo boletines epidemiológicos, que nos aportan los datos necesarios para tomar medidas eficaces. En el mundo con datos de la semana pasada se han contagiado 159.613.707 y han fallecido 3.318.011. En Venezuela según datos oficiales tenemos 209.162 casos con 2.304 fallecidos, con 250.000 vacunados, por más que hagamos un esfuerzo es difícil creer que esas cifras pudieran ser reales.
- Tenemos que asirnos de la ciencia, como pilar fundamental para dar respuesta efectiva a cualquier futura pandemia: vigilancia epidemiológica eficaz, vacunas comprobadas, medicamentos que funcionen con evidencia científica comprobada, en consecuencia hay que desalentar la promoción de tratamientos alternativos como la Cloroquina, Ivermectina y Dióxido de Cloro que dan una falsa sensación de seguridad al público, para no caer en la irresponsabilidad de estar promocionando “gotitas milagrosas” utilizando para ello el nombre de un bienaventurado venezolano como lo es el Dr. José Gregorio Hernández. Fíjense que la Academia Nacional de Medicina de Venezuela ha señalado que el Carvativir, nombre de las gotitas puede usarse como enjuague bucal pero no para combatir la COVID-19.
- Por razones de tiempo no debo extenderme más, pero no quiero concluir sin hacer alusión a la necesidad de establecer un programa bien llevado de Promoción de la Salud orientado como una estrategia de cambio social, que priorice la cultura de la salud y no de la enfermedad, que sea capaz de blindar al individuo contra la falsa noticia y las teorías conspirativas que promueve la Red Anti Vacuna, que produce angustia y preocupación en la población.
Esperamos que esta pandemia, y la Nueva Normalidad que se aspira, se pueda conducir por los mejores derroteros con la fe y la esperanza de vivir con la ayuda de Dios, un Día luminoso donde retornen a nuestro amado país la democracia, la justicia y la libertad.
Señores, gracias por su atención.
Dr. Rómulo A. Bastidas F., Individuo de Número, Sillón 15.
BIBLIOGRAFIA
Academia Nacional de Medicina, (2021) Comentarios periodístico sobre el Carvativir.
Bastidas, R. (2009) Salud y Ambiente. 2da. Edición. Universidad de los Andes. Consejo de Publicación Mérida, Venezuela.
Biblia
Contreras, RR. (2021) Discurso de incorporación a la Academia de Mérida como Individuo de Número Sillón 22.
Gil Otaiza, R. (2021) Detrás de la Nueva Normalidad. www.universal.com.
ONU (1992), O. et al Conferencia de Rio Sobre Medio Ambiente y Desarrollo.
Ruiz, H. (2012) Mérida Ciudad de Servicios. Capítulo la Educación como Servicio. Universidad de los Andes. Academia de Mérida.