La Academia de Mérida, promotora de las más hermosas tradiciones, en especial las que ayudan a moldear con propiedad en nuestro pueblo la pureza de lo espiritual, sustento de las más sólidas relaciones humanas, desea a todos los hombres de buena voluntad que, en las fiestas navideñas de adviento y nacimiento de Jesús, se patentice con la mayor devoción, uno de los más importantes dogmas de nuestra fe: el milagro del Verbo hecho carne para habitar entre nosotros y redimirnos.

Para darnos a conocer que cada niño al nacer nos trae el mensaje de que Dios sigue manteniendo la esperanza en los hombres y que, si bien los niños son guardianes de la eternidad en el tiempo, el libre albedrio nos fue dado para enfrentar son sabiduría el misterio eterno de nuestro porvenir.

Es nuestro deseo que en esta fiesta incomparable en que el espíritu, como ser inmaterial, simple y sustancial, capaz de poseerse a sí mismo mediante la autoconsciencia y la libre autodeterminación, profundice su estar adecuadamente en su propia esencia y en la de los demás, en especial en los que constituyen parte sustancial de su propia existencia: familia, amigos, parientes, compañeros de trabajo y de inquietudes.

A ello se agrega el sentido superior de la reconciliación con quienes por diversas causas hoy no están en nuestros afectos en tanto difieren en forma de vida, tendencias o sentimientos, lo que puede zanjarse desde el diálogo consciente en momentos en que afloran entre los hombres superiores sentimientos de entendimiento y reconocimiento, partiendo del axioma de que el verdadero entendimiento se basa en darle valor a lo que piensan los demás.

También es nuestra aspiración que los proyectos que se deseen cumplir en el venidero año, desde ya encuentren la inspiración en el Dios hecho hombre,  que  proporcionará el coraje,  la  paciencia  y  la  sabiduría necesarias para concretarlos debidamente.

FELICIDADES.

Por la Academia de Mérida

Dr. Eleazar Ontiveros Paolini

Presidente de la Academia

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