Por: Dr. Carlos Guillermo Cárdenas D.
En el alba del día de hoy miércoles 22 de septiembre recibí de la periodista Nereida Pacheco la triste noticia del deceso de Marcos. Una crónica y dolorosa afección pulmonar fue deteriorando la función respiratoria que los últimos días la fatiga se había tornado incontrolable. Su esfuerzo por superar el dolor era admirable. Se mantuvo optimista y creyente de superar la afección.
Fue de las amistades que se cultivan en el camino con afecto y solidaridad. Colmadas de bondad y generosidad. Que llenan el espíritu con sabia de la sapiencia y el talento. Sus relatos sobre la investigación era clase magistral. El entusiasmo y satisfacción íntima era notorio y perceptible. El reconocimiento recibido por instituciones de relevancia mundial le colmaba de orgullo. Era inocultable.
Mi conocimiento de él se remonta a nuestra participación en los debates electorales universitarios y el interés de conocer la propuesta académica. Allí surgió una admiración mutua que se conservó hasta la última visita facultativa. Siempre optimista, comunicaba los avances en la investigación de los planetas del sistema solar, los estudios que realizaba sobre la atmósfera del planeta Venus y las sorpresas que traería al mundo científico de la astrología los más recientes descubrimientos.
El reconocimiento por una institución como Massachusetts Institute Tecnology MIT de Boston al aprobar su último proyecto científico, le otorgó reconocimiento internacional en el enigmático mundo de la astrología. Incuestionable los logros obtenidos en los últimos años. Una de las comunicaciones de meses recientes informó que estábamos en el preludio de enormes acontecimientos en el mundo espacial. Percibí que él era de alguna manera, participe de ese mundo.
Tachirense de nacimiento y merideño de convivencia, sus estudios los realizó en San Cristóbal y en la Universidad Central de Venezuela, donde obtuvo sus títulos que le otorgaban la maestría y doctorado en su campo. Venido a la ciudad de clima templado y nieves cuasi eternas, aquí sembró su arraigo sentimental y académico. Nereida y La ULA serían esas pasiones. Su vida giró a sus alrededores. Con Nereida constituyó su cálido hogar y con la ULA su hogar académico.
Investigadores del nivel académico Marcos Peñaloza Murillo prestigia a la institución que pertenece. Nuestra universidad siente el dolor de la pérdida del hijo que en el momento más prolijo de la vida académica, su alma se separa del cuerpo. Honor a quien merece. Una inmensa pérdida para la universidad y para el mundo académico ulandino. QEPD.