Por: Lic. Ramón Sosa Pérez
No es presuntuoso este título, al contrario; es justo reivindicar a José Vicente Nucete como precursor del diarismo periodístico en la ciudad, villa provinciana de austeras costumbres monacales que a media centuria del siglo XIX revelaba su traza cultural en conspicuos creadores como José María Osorio en música, Adolfo Briceño Picón en teatro, Juan de Dios Picón Grillet impresor y librero y el catedrático J.N Pagés Monsant, entre tantos más.
Si bien es cierto que el periodismo merideño tiene en El Benévolo de José María Osorio de 1844 a su primer periódico y a El Centinela de La Sierra como el primero impreso en la ciudad en 1846, José Vicente Nucete deviene luego en el fundador del primer diario que conoce la ciudad andina, de largo boceto posterior entre los medios de comunicación de la provincia venezolana.
Honesto servidor público y preocupado por la vida de Mérida, según Tulio Febres Cordero, quien llegó a conocerlo aun cuando era mayor en edad pero le fue muy cercano por la consagración al periodismo desde la génesis en ésta tierra. En el Archivo de Don Tulio están sus aportes en obras como la construcción del Palacio de Gobierno y el Mercado Público, cuya veeduría le fue confiada por el Gobierno de la época.
Fue docente de intachable desempeño y como fundador, estuvo al frente de la no menos célebre Escuela Nucete, forjadora de varias hornadas de prohombres merideños. Poeta de calificado numen, en atinado juicio del crítico Lubio Cardozo, que ha sido hasta ahora el más acreditado intelectual en loar su preciosa obra escrita, llamándolo con rigor “el gran poeta merideño del siglo diecinueve”.
Su obra poética es precursora y a ello agregamos que La Sierra Nevada tiene el mérito de ser el primer himno en tomar plectro en el esplendor de la nívea altura y, por tanto, José Vicente Nucete ocupa lugar de mayorazgo entre los bardos nacidos en suelo merideño:
“¿Que pueden las edades, Que el rudo choque de huracán furioso, Ni el rayo, que, ominoso, Surca inflamado las sangrientas nubes, Contra esa Reina de los patrios montes?..”
Este poema precursor, refulgente adelantado de nuestra musa merideña, fue escrito en el mes de mayo de 1858, justo 2 años antes del nacimiento de Tulio Febres Cordero. Amén de lo anterior y, como si ya eso fuera poco, Don José Vicente Nucete es fundador y redactor de La Abeja, el primer diario que tuvo Mérida y cuya data fundacional fue el 15 de noviembre de 1858.
Era una aventura ya, atreverse a fundar un periódico pero si se le añade que mantuvo su frecuencia de lunes a sábado como Diario de La Tarde con 75 números entre noviembre de 1858 y enero de 1876 y en una segunda época con 74 números, en tiraje consecuente entre los meses de febrero de 1866 a mayo del mismo año, José Vicente Nucete muestra una impresionante capacidad intelectual.
A La Abeja se le suman otros periódicos de José Vicente Nucete, como La Barra, órgano oficioso de la gestión de la Legislatura Regional de 1860, según el Historiador Jesús Rondón Nucete y también con su firma aparecen El Civil y luego Heliótropio “uno de los mejores periódicos literarios del siglo XIX en Mérida”, asienta el crítico excepcional de su obra, profesor Lubio Cardozo.
Los dos primeros, de diaria circulación, recogían el bullir de la ciudad y con su firma se rastrearon temas como la génesis del Mercado, entre otros. El Escolar y El Semanario de Anuncios son aportes periodísticos de José Vicente Nucete y en colaboración cercana están La Niñez y La Semana, conformando un fajo prolífico admirable de su actividad intelectual en añadido a su tarea escritural.
De su apreciación literaria, el poeta Lubio Cardozo ha esmerado un concepto cardinal en la obra humanística del merideño, destacando el rasgo pionero ineludible en la historia de esta urbe andina que es cuna de poetas. José Vicente Nucete se deja arrebatar por el hechizo inmemorial de la naturaleza y al valorarla, se extasía en la contemplación de la cordillera andina para cantarle:
“Oh! sí! de Libertad … Que siempre, siempre, Libres han sido, cual el aire puro, Los nobles habitantes de los montes; Cual la cima de aquellos, altaneros I francos, cual sus limpios horizontes..”.
El suyo es linaje de privilegiado ideal pues su padre, Manuel Nucete Muñoz fue Oficial en el malogrado episodio de 1817 llamada La Patriecita, que en Mérida fue levantisca contra los realistas por unas 2 semanas detentando el poder con ímpetu insurrecto. Asediado, huyó con varios compañeros por El Quinó y El Morro hasta Barinas y en 1819 participó en la Campaña de Nueva Granada.
Por la madre, Fernanda Campo Elías Picón, descendía de la casta libertadora que siguió a Bolívar desde 1813 en la Campaña Admirable. Nieto de Vicente de Campo Elías y bisnieto de Antonio Ignacio Rodríguez Picón, el poeta José Vicente Nucete había nacido en Mérida el 12 de abril de 1827. Antes de cumplir los doce abriles, su padre falleció en Caracas y su estro le dedicó filial afecto:
“..Niño, muy niño, acariciado apenas Por los ligeros mimos de la infancia, Me vi sumido entre las hondas penas, Y apagóse la luz de la esperanza..”.
Al humanista que fue en grado superlativo en tanto sus aportes a la poesía y al periodismo, José Vicente Nucete complementa una urgida diligencia de provecho para la ciudad, ora participando en la forja de ciudadanía como pedagogo desde el estilete de la prensa hasta su dinámica vocación de magisterio en la fundación a sus expensas de un instituto que formó a generaciones de merideños.
José Vicente Nucete fue un merideño raigal que supo ponerse al frente en las contingencias que padeció la urbe como en los momentos que fue requerida su presencia y prestancia para enaltecer una jornada patria. Así ocurrió cuando le encargaron las obras del Mercado o del Palacio de Gobernación, reconocidas por la ciudad por el empeño de este gran ciudadano administrando los recursos del peculio público.
Lo propio sucedió con su aporte intelectual, iniciado con los estudios que Fernanda Campo-Elías, la madre buena, costeó con caridad hasta hacerlo hombre de mano altruista. A ella, por su denodada voluntad en la crianza a falta del padre noble, dedicó la sublime lira: “..Cuando en las horas de amargura y llanto/ Contemplo vuestro amor, madre querida,/ No siento ya las penas de la vida,/ Siento de ese amor todo el encanto..”
En 1838 se registró en la Universidad de Mérida hasta concluir la Filosofía y luego en Caracas recibirá clases del erudito Feliciano Montenegro, fundador del Colegio Independencia, compartiendo cátedra con quien sería Presidente de la República Antonio Guzmán Blanco, quien andando el tiempo le ofreció un destino público pero el poeta lo objetó por atender al cuidado familiar.
Ciudadano de íntegras virtudes, intachable servidor público, educador de finas prendas, el poeta y periodista José Vicente Nucete falleció en Mérida el 17 de diciembre de 1888. En nombre de la ciudad, un descendiente suyo y Gobernador en 1982, Jesús Rondón Nucete, honró con su nombre la Biblioteca que la Academia de Mérida posee y otra sección que se halla en el repositorio de la Biblioteca Febres Cordero.
Lic. Ramón Sosa Pérez, Director Ejecutivo de la Academia de Mérida.