Por: Prof. Freddy Antonio Torres González
Dedicado al Maestro Leonardo Azparren Giménez

Pozzo. ¿ No has terminado? No seguirás envenenándome con tus mentiras… ¡Insensato! ¿Cuándo aparece Dios? ¿No te basta tanta insensatez? Hoy es un día como otro cualquiera… se volvió mudo, ciego y sordo. Un día nacimos, un día moriremos, el mismo día, el mismo instante. ¿Acaso no es suficiente? Las mujeres dan a luz a caballo sobre una tumba. ¿Te parece bien? El día brilla por instantes para los condenados de la tierra y luego, después, la mala noche oscura. A Becket le importa un pepino que le digan el poeta de la desesperanza, hoy, sesenta años después lo maldicen sin embargo se aprestan a montar por enésima vez una ceremonia que es puro teatro. ¿Quién es Godot? Sólo sé que antes que cayesen los muros y las cruces la libertad de los hombres su luz se apaga ojalá se hundiesen las ideologías para que Godot no vuelva más a sembrar esperanzas… ¿Qué representa Godot? ¿Acaso la guerra? Porque al final no llega nunca nada ni nadie. Tal vez tengamos que comprender el lado oscuro del corazón y la existencia en esa espera que no envejece para nada. Tengo que encontrar la luz de mis ojos en esa misma espera, superar la tentación de morir, íngrimos y solos trascender la esperanza y la tentación de morir ahorcados en ese pobre árbol de papel de arroz. Por ello hay que ser aquello que somos y, como mucho, tal vez, mejorar un poco, mirar a nuestro alrededor, personas y cosas. La poesía no es poca cosa para acariciar una conclusión: todos nacimos muertos de miedo, ¿dónde está lo pinturesco? ¿dónde está el vértigo de la emoción? ¡Bah¡ Eran mejores tus primeras obras. ¡Pobrecito¡ Ha perdido la ilusión. El paso del tiempo irremediable no es para esperar al señor Godot, porque él ya no representa para el teatro la desesperación. ¿Qué representa entonces? Esa agonía, un texto con fama de críptico tenemos que descifrarlo, traducirlo para las almas incrédulas para que sea historia transparente, un poema sobre la pobre existencia cotidiana con la mísera esperanza de abrazar al todopoderoso. El, nos ha aherrojado a ese campo santo que no es tan santo. ¿ Acaso es el sueño de la humanidad contemporánea? Godot no es nada, ni nadie. Godot es, también, los innombrables Godots lo esperamos cada día y cada noche que, para cada uno, son una cosa diferente. A pesar de la guerra, Hiroshima mon amour, el desastre, la catástrofe de un momento sin esperanza todos vamos a desaparecer para nada. Anda, ve, cancioncita mía a los hombres impúdicos y solitarios, Ve , eso sí, con pie ligero. Ve, y ponte a bailar sin vergüenza. Ve, con vuestra diversión escandalosa. Llévales un saludo a los tontos y los embarrados, rejuveneced incluso a los que no son de los nuestros. ¡Ve de prisa y búrlate de todos! ¡Enséñalos a bailar el diablo anda suelto! ¡háblales de la mala conducta de los dioses! ¡Dile incluso todo esto a míster Samuel! ¡Levántale las faldas incluso a su mujer! ¡Habla mal de sus ojos pintarrajeados, de sus labios mojigatos! ¡Pero sobre todo, llévale un chisme a Estragón, Vladimiro, Lucky y el muchacho! ¡Ellos ya han dejado de llorar! ¡háblales a calzón “quitao” de su pobre y ridícula vestimenta! ¡Entusiásmalos con “Esperando a Godot”! ¡Recítales los últimos parlamentos!: ¿Vamos , entonces?, dice Estragón. Levántate el pantalón. Dice Vladimiro. ¿Qué me saque el pantalón? Dice Estragón? Que te lo levantes. Dice Vladimiro. Es verdad (Se levanta el pantalón. Silencio.) ¿Vamos, entonces? Dice Vladimiro. Vamos. No se mueven. TELON. ¿Qué te parece? Una maravilla. ¡Se parece a la vida! ¡Vamos! ¡Toquen sus timbres Diles que esta noche no hay función por duelo y vivirán para siempre. Yo, como emisario del hombre que no tiene nombre declaro que hay muchas maneras de comprender al autor en esta feria de vanidades, de fosas y de cruces. Los sepultureros no están invitados y menos un cura. No hay un maestro de ceremonias a un kilómetro a la redonda, a veces el mismo Beckett toca su redoble de campanas con una especie de partitura de sentimientos en las que el mismo compadre da las instrucciones últimas: venid canciones mías, expresemos nuestras pasiones más bajas. Oh, que desgracia la gente nace y muere, nosotros también moriremos pronto de aburrimiento. Así que actuemos como si estuviéramos muertos ya. El pájaro se monta en el Cínaro, pero también se muere. A algunos tipos los cuelgan, a otros le disparan. La condición humana es desgraciada… Para Godot no es así, así que, sonreímos para hacernos un sitio. Centenares de didascalias y situaciones adversas en una suerte de funeral de sentimientos en los que el autor, Beckett, ya lo tiene todo previsto. A lo sumo, pues, te encuentras mimando este guión, en el cual él ya había respirado, réplica por réplica los cinco personajes ayudando a sus acompañantes a descubrir, ¿qué?… los signos de vivir sin esperanza. Esto no es clásico ni contemporáneo, ni tiene validez ni poesía. Estamos convencidos de que, si lo hemos sabido leer con la honestidad de él, el mismo señor Samuel Beckett, se dijo para sus adentros: “a mí mismo no me sirvo, si ella quiere, yo quiero, puede tenerme”. Pobrecita ella, la vida. Se buscó su perdición. Quien soy yo para condenarte, Oh Pozzo, Yo que estoy amargado por la pobreza como lo estás tú por el inútil reconocimiento del público que miente cuando te aplaude y te ama. El efímero teatro es pura superstición por eso los dioses lo han recompensado haciendo que reciba más placer del que pueda ofrecer; si esto no te parece una bendición, entonces que cambien de oficio los cinco majaderos que viven de mis palabras. El tímido Vladimiro se ha casado con una mujer fea en la vida oscura, estaba aburrido de su oficio inventando cosas en escena tan indiferente y desanimado que pensó que daba igual esto de actuar cada noche que cualquier otra cosa que da ocio. Acaba de de ser padre de gemelos, pero esa gesta le ha traído lo suyo: le ha tocado la difícil tarea de ser cornudo cinco veces. Ay, el mísero Lucky, se ha vuelto medio chiflado bordando cada noche una chaqueta amarillo pollito que le envió un aficionado al teatro de China con dragones dibujados, el otro día en plena función de Godot se le cayeron los mismos pantalones de casimir inglés sin darse cuenta artistas descarriados, amantes de la belleza, actores famélicos que no pueden rendir al máximo para seguir buscando los aplausos. Ustedes, objetos de recelos y maledicencias dense cuenta: yo he sorteado la tormenta, he vencido mi exilio. Reúno estas palabras para cinco personajes inolvidables de pura pobreza solemne, alguien más puede invitarlo a cenar esta noche, lo siento por ustedes no conocen quien mece la cama de sus mujeres. Ah, se me olvidaba el muchacho, él es el final de una estirpe su aburrimiento es exquisito y excesivo le gustaría que alguien fuera a decirle que todavía le falta mucho para entender lo que sucede con su carácter cuando entra y se entretiene mirando a la chusma como ríe de sus astracanadas y casi tiene miedo de que yo cometa una indiscreción y le hable. Solo sé escribir para la gente mi amada doncella sin senos, eres mas esbelta que un lirio. ¡Escúchame, atiéndeme¡ Si sabes hacerlo Insuflaré un personaje tierno solo para ti y vivirás para siempre. A veces me vuelvo muy exigente apuro mucho a los oficiantes de la escena experimentarán los escalofríos, y al mismo tiempo el bálsamo de esta inmensa poesía metafísica sin corrección alguna. ¡Tan dura y tan tierna con el humano Ser, enteramente solo!.
Freddy Antonio Torres González
Dramaturgo-director- actor. Profesor de la Escuela de Artes Escénicas de la Facultad de Arte de la Universidad de Los Andes-Venezuela. Individuo de Número, Sillón 1 de la Academia de Mérida-Venezuela.
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