Por: Dr. Wilver Contreras Miranda
Génesis de un hombre común que se transforma en espíritu trascendental y sagrado
El umbral mismo de la creación de la humanidad ha dado frutos en hombres que en el ámbito de la divinidad salieron del Paraíso del Edén, para ser individuos comunes y desarrollar la estirpe de los seres en este mundo terrenal. La historia de las civilizaciones irradia luces y oscuridades de sus actuaciones sobre el grande territorio de los cinco continentes. En Venezuela, el periodo colonial genera un proceso en que las divinidades cristianas suplantaron o se fusionaron con las creencias indígenas y posteriormente, africanas. Ya desde el periodo republicano hasta el presente, se fue estructurando una sociedad que fue consolidando razas, culturas y credos. En esa dimensión del desarrollo de la venezolanidad, la nación ha tenido hombres y mujeres que han sido ejemplos para la trascendencia, caso de unos contados héroes independentistas que pasaron de lo común a un estatus casi de idolatría pagana; así como de políticos, académicos, músicos, artistas, médicos, científicos y humanistas que no han llegado a sobrepasar ese estatus de lo venerado, debido a lo común de su desenvolvimiento protagónico y profano en un determinado periodo de la historia patria; ello sin mencionar algunos que el pueblo quisiera olvidar, debido a los acontecimientos de sus horas oscuras, que tallaron en los corazones un epitafio de dolor y desesperanza.
En ese sentido la historia de Venezuela, desde el año 1919 hasta los tiempos presentes y con seguridad en los tiempos futuros, aparece en el registro de la venezolanidad la figura del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, quién con un extraordinario desempeño en su vida integral como ciudadano ejemplar, virtuoso y filántropo, profesional de la medicina, académico y científico, escritor, músico y fiel creyente de Jesús, la Santísima Virgen María y otras deidades de la cristiandad, se transformó de haber sido un hombre común a un espíritu trascendental venerado en los templos sagrados de la Iglesia Católica. Ya es parte significativa en la creencia de un pueblo devoto que espera su santidad, y así tener el gozo del milagro solicitado y cumplido. Su traza de vida es testimonio de lo terrenal y lo sagrado.
Su génesis como hombre común se funde al píe del monte andino trujillano en la planicie tallada entre montañas y lomeríos, donde los rayos intermitentes y distantes del Relámpago del Catatumbo en largas noches de oración, iluminan en la actualidad con mayor intensidad los planos de los techos arcillosos y las blanquecinas paredes de la pequeña capilla de Isnotú, estado Trujillo, Venezuela. La cual, hace honor y gloria a la presencia sagrada de su más emérito hijo el Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, quien emergió del amoroso vientre de su madre Da. Josefa Antonia Cisneros Mansilla el día 26 de octubre de 1864, siendo alegría y orgullo primogénito de seis hermanos cuyo padre D. Benigno María Hernández Manzaneda fue un prospero comerciante de la pequeña localidad.
Es un niño que transcurre su infancia normal e incipiente adolescencia bajo el calor del hogar cristiano, entre pequeñas calles de pueblo de píe de montaña y paisajes andinos cultivados de frondosa vegetación, cafetales en flor, potreros de ganado vacuno y frutales cosechados por manos laboriosas de los campesinos trujillanos. Joven que podía plenarse de orgullo en la Venezuela republicana de fines del siglo XIX, donde se promulgaba el peso del abolengo familiar, cuyo ancestro materno de mayor alcurnia es el Cardenal Cisneros, quién al ser confesor de la Reina Isabel La Católica, llegó a conocer los más intrincados secretos de la corte española que propició el Descubrimiento de América por Cristóbal Colón, además de ser el fundador de la Universidad de Alcalá de Henares, España; sin dejar de mencionar, el lustre paterno, el cual remonta su estirpe hasta el Santo Hermano Miguel Febres-Cordero, miembro de Academia Ecuatoriana del Ecuador y correspondiente de la Real Academia Española.
Pulse aquí para continuar leyendo este artículo en formato PDF a todo color
Foto de fondo: «Curando enfermos» (1964) de Iván Belsky. Colección José Gregorio Hernández, Isnotu, Edo. Trujillo, Venezuela. Fuente de la imagen: http://servicio.bc.uc.edu.ve/multidisciplinarias/estudios_culturales/num13/art02.pdf