Por: Prof. Carlos Espinosa Jiménez
El Prócer Dominicano
La región de “El Caribe” es desde el Siglo XV un territorio imperial, donde han hecho presencia histórica naciones imperiales occidentales entre ellas España, Inglaterra, Francia y Holanda. Actualmente es la frontera imperial sur de los Estados Unidos de América, el más colosal imperio de todos los tiempos. Esa realidad histórica y actual de “El Caribe”, nuestro Mar Mediterráneo Americano, lo convierte en un crisol de razas, culturas y realidades contrastantes. “El Caribe” es además de imperial un territorio mágico.
La Isla La Española fue descubierta por Cristóbal Colón en su primer viaje el 5 de diciembre de 1492. Como nombres aborígenes -tainos- del territorio de esta isla se registran en la historia Quisqueya a la parte oriental y Haití -tierra de montañas- a la parte occidental.
Los conquistadores españoles desde un principio se establecieron en Quisqueya la parte oriental de la isla, donde encontraron territorios llanos y zonas de montañas con maderas preciosas, aprovecharon ríos caudalosos, explotaron minas de oro y encontraron amplios y fértiles valles para la agricultura y la actividad pecuaria. Estas favorables condiciones de la parte oriental de la isla se atribuyen a que la precipitación y la nubosidad su agente causal, fundamentalmente provienen del este, durante la época ciclónica de mayo a noviembre. Por esta razón los conquistadores españoles prácticamente no incursionaron ni poblaron Haití, la parte occidental montañosa y más árida de la isla.
La ciudad de Santo Domingo de Guzmán fue fundada el 04 de agosto de 1496 por el Adelantado Bartolomé Colón, ostenta el título de “Ciudad Primada de América” y fue la sede del Primer Virreinato de la América Hispana. El Virreinato de Santo Domingo y su Real Audiencia ejercieron la autoridad de la Corona Española sobre los territorios de la América Hispana durante el Siglo XVI.
Desde el Siglo XVI piratas, Bucaneros y Filibusteros al servicio de los Reinos de Francia, Inglaterra y Holanda incursionaron en Haití, la parte oeste, montañosa y más árida de la isla, consolidando progresivamente un asentamiento humano que se convirtió en la Colonia de Santo Domingo del Reino de Francia. La Colonia de Santo Domingo se convirtió en unas décadas en un asentamiento francés de esclavos africanos en ultramar, que representaba para la Corona Francesa muy importantes ingresos por minerales y maderas preciosas y producción de bienes agropecuarios en general. Tanto es así que en 1697 España reconoce a Francia la Colonia de Santo Domingo y mediante el Tratado de Ryswick se establece una frontera que separa ambas posesiones imperiales en la isla La Española. El Tratado de Ryswick coincide con el ascenso al trono español de Felipe V, Primer Rey Borbón, nieto de Luis XIV rey de Francia, lo cual produjo equilibrio entre las dos monarquías y las dos colonias. Esta división fue ratificada en 1777 mediante el Tratado de Aranjuez.
Durante el Siglo XVIII Francia continuó consolidando su ya próspera y lucrativa Colonia de Santo Domingo. Pero no todo fue favorable en la parte este de La Española, donde El Virreinato y la Real Audiencia de Santo Domingo fueron perdiendo vigencia, en la medida que la Corona Española fue trasladando su autoridad por intereses geopolíticos a los nuevos territorios continentales de la América Hispana. Es así como en 1795 mediante el Tratado de Basilea el Reino de España sede a la Francia Imperial Napoleónica toda la Isla La Española. Con este tratado España recuperaba territorios peninsulares ocupados por el ejército francés y a cambio cedía a Francia lo que quedaba de su primer territorio colonial en América. Como consecuencia familias asentadas en la parte este emigraron a Cuba, Puerto Rico y a Venezuela y otras se quedaron ya sea por falta de recursos para migrar o porque no querían abandonar sus posesiones y albergaban esperanzas de una revocación al Tratado.
La supremacía numérica de los esclavos africanos en la Colonia francesa de Santo Domingo generó desde finales del Siglo XVIII levantamientos insurreccionales contra la minoría blanca francesa. Para 1793 los acontecimientos en la colonia francesa enfrentaban a esclavos rebeldes, a blancos, mulatos, franceses, españoles e ingleses, y a algunos individuos de otras nacionalidades identificados con cualquiera de los bandos en pugna. Es así como el 1° de enero de 1804, iniciando el Siglo XIX, Toussaint Louverture y sus seguidores Henri Christophe, Jean Jacques Dessalines, Alexandre Petion y otros líderes esclavos insurrectos logran derrocar a la minoría blanca esclavista y proclaman la República de Haití, bajo los postulados de la Revolución Francesa de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Desde un principio los líderes de la recién proclamada República de Haití entendieron que si ellos se habían liberado de Francia, habían expulsado a los franceses y en ese momento toda la isla La Española era posesión francesa, por transitoriedad toda la isla La Española era posesión de la República de Haití.
A partir de la proclamación de la República de Haití en 1804, Francia mantiene el control de la parte este de la isla. El criollo Juan Sánchez Ramírez propietario de grandes hatos, inició un movimiento para expulsar a los franceses de la parte este y en pro de la corona española. Finalmente con la ayuda del Gobernador de Puerto Rico y de una escuadra inglesa que operaba en la zona, se logró la salida de los franceses entre 1808 y 1809.
Don Félix María Ruiz nació en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán en la isla La Española, en el año 1811, en medio de una situación social, política y territorial confusa y muy compleja. Fue amigo entrañable desde la infancia, en el sector Santa Bárbara en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán, de Juan Pablo Duarte y Diez, “Padre de la Patria y fundador de la nacionalidad dominicana”. Desde joven fue educado en el estudio de los clásicos de la Filosofía, la Teología, los Idiomas, las Letras y la Historia Universal.
Hasta 1821 la parte este de la isla había estado fuera del peligro de una invasión haitiana debido a la división y las luchas internas que se generaron cuando Jean Jacques Dessalines fue depuesto y asesinado por un golpe de estado en 1806. En
1821 se inicia en la parte este de la isla un movimiento político liderado por José Núnez de Cáceres y conocido en la Historia Dominicana como la Independencia Efímera. Se proclamó el “Haití Español” o el “Estado Independiente de la parte Española de Haití”. Este movimiento político era en esencia anexionista, y pretendía incorporar al Proyecto Político del General Simón Bolívar -a la postre La Gran Colombia- el antiguo territorio español de la parte este de la isla. Quienes proclamaron la Independencia Efímera basaron sus pretensiones anexionistas en la no vinculación histórica de sus habitantes con la República Francesa y su anterior monarquía; en hablar diferentes lenguas, en ser de razas distintas y profesar creencias religiosas diferentes con la naciente República de Haití.
Es así como para 1821 tres corrientes pugnaban el destino de la más antigua colonia española en América: la pro-haitiana, la colonial impulsada por Juan Sánchez Ramírez que asumía el mando español y la pro-Gran Colombia representada por José Núñez de Cáceres. Finalmente se impone la pro-haitiana la cual se consuma con la invasión de 12.000 haitianos que penetraron al territorio del que era el Haití Español en febrero de 1822, iniciándose así la ocupación haitiana hasta 1844.
La ocupación haitiana de 1822 intentó llevar acabo la unificación de la isla La Española, sin tomar en cuenta las diferencias entre las dos poblaciones allí establecidas. El propio José Núñez de Cáceres se lo señaló a Boyer, cuando se vio obligado a traspasar el Estado que había fundado, al manifestarle que las desemejanzas de costumbres, cosmovisión, y el idioma establecían “entre las dos porciones de la isla un muro infranqueable como Los Alpes y Los Pirineos”. Esas diferencias se manifestaron a través de inconvenientes para efectuar los registros de propiedades, oposición frente a las confiscaciones, fracaso de la política de afrancesamiento lingüístico, negativa de los grandes hateros de adquirir títulos de sus propiedades y la propaganda subversiva contra el régimen de Boyer. En 1823 fue cerrada la Universidad de Santo Domingo por los ocupantes haitianos.
El concepto puro de la independencia dominicana surge con Juan Pablo Duarte, quien había regresado de Europa en 1831 donde asimiló las ideas liberales que generaban enfrentamientos sociales en países como Francia, España, Grecia, Italia e Inglaterra. Para lograr su propósito inició reuniendo un grupo de jóvenes y amigos en el almacén comercial de su padre en el Sector la Atarazana de la ciudad de Santo Domingo de Guzmán. Allí enseñaba y discutía sobre la libertad del hombre y sobre las ideas y conceptos de Patria, Nación e Independencia. Consolidado el ambiente ideológico necesario, fundó el 16 de julio de 1838 la Sociedad Secreta La Trinitaria. La instalación formal de la sociedad se efectuó secretamente mediante el juramento de nueve jóvenes patriotas fundadores, entre los cuales se encontraba Félix María Ruiz.
En julio de 1839 llegó a Santo Domingo de Guzmán el Padre Gaspar Hernández, perteneciente a la orden de Los Ministros de Enfermos o Monjes de Agonizantes. Limeño de nacimiento y residente en Puerto Rico desde febrero de 1830, era un hombre muy ilustrado (Doctor en Filosofía y Teología y un veterano profesor de Humanidades), destinado a desempeñar un valioso papel en el empobrecido y deprimido ambiente cultural dominicano. Había salido de Perú luego de la batalla de Ayacucho y se refugió en Puerto Rico con otros compatriotas españoles que prefirieron pasar a tierra española americana no azotada por el vendaval independentista.
A partir de su llegada el Padre Gaspar Hernández realiza una extraordinaria labor educativa y concientizadora con un grupo de jóvenes en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán. En una amplia pieza anexa a la sacristía de la Iglesia Regina Angelorum en la Calle de la Universidad, desarrolla un programa de formación cívica, filosófica y humanista que consolida el grupo de Los Trinitarios, base del movimiento independentista dominicano liderado por Juan Pablo Duarte.
Desde 1830 surgieron varios movimientos separatistas diferenciados entre sí, los cuales eran:
El pro-español: sus representantes principales eran los sacerdotes Gaspar Hernández y Pedro Pamiés en Santo Domingo de Guzmán, y Andrés López Villanueva en Puerto Plata.
El pro-inglés: los representaba Francisco Pimentel, propietario de Las Matas de Farfán, quien a cambio de ofrecer ventajas comerciales buscó la ayuda inglesa para expulsar a los haitianos.
El pro-francés: conformado por hombres más vinculados a los modos franceses, quienes ofrecieron privilegios políticos, comerciales y territoriales a los franceses.
El Trinitario: partidario de la independencia pura y de la definición nacional.
Era el movimiento más claro en ideas y activismo revolucionario. Sus mayores exponentes eran Juan Pablo Duarte y “Los Trinitarios”, entre los cuales estaba Félix María Ruiz.
A parte de los cuatro anteriores existían los pro-haitianos, que aunque no eran separatistas manifestaban una tendencia hacia el autonomismo.
Entre 1840 y 1841 Santo Domingo de Guzmán ya no era una ciudad tan mortecina intelectualmente como en años anteriores. Se estudiaba, se discutía y se protestaba en el ambiente universitario dirigido por el Padre Gaspar Hernández en la sacristía de la Iglesia de Regina Angelorum. La Sociedad Secreta La Trinitaria y sus apéndices la Sociedad Filantrópica y la Sociedad Dramática eran sociedades culturales muy activas, y como consecuencia el fervor patrio adquiría vigor. Las actividades de los trinitarios fuera de la ciudad de Santo Domingo de Guzmán son poco conocidas, dada su condición de sociedad secreta. Pero por referencias históricas se sabe que Félix María Ruiz fue enviado a hacer proselitismo a la ciudad de Azua de Compostela en el sur de la isla.
El 27 de febrero de 1844 surgió el Estado Dominicano según el concepto independizador del activismo revolucionario de Los Trinitarios. Además contó con la participación de personas políticamente experimentadas y con el respaldo de grandes propietarios de hatos de las llanuras del este, como Pedro Santana. En la Historia Dominicana se denomina Primera República al período histórico comprendido entre el 27 de febrero de 1844 hasta la pérdida de la soberanía cuando se produce la anexión a España en 1861. Así en medio de tensiones y sin excesiva violencia ni derramamiento de sangre surgió la Primera República, cuya duración estuvo determinada por una serie de hechos entre los cuales destacan:
1. El desplazamiento político de Los Trinitarios, lo cual conllevó la exclusión de las ideas liberales en la que se apoyó la lucha de la independencia.
2. El predominio político de los hateros o grandes propietarios, quienes se hicieron dueños del poder persiguiendo y expulsando a los libertadores dominicanos.
3. El peligro de que los haitianos trataran militarmente de revertir la ruptura territorial que engendró la separación dominicana.
4. El inicio del caudillismo dominicano.
En el proceso de la separación dominicana solo Los Trinitarios procuraron el establecimiento de una República Independiente, basada en el liberalismo y los conceptos republicanos. Frente a la debilidad del pequeño grupo liberal de Los Trinitarios, se levantó el poder de quienes poseían recursos para sostener la autoridad y para asumir la defensa frente a la amenaza de los haitianos.
Para mediados de julio de 1844 el General Pedro Santana ya era dueño de la situación política. El General Santana reorganizó la Junta Central Gubernativa, restableciendo los miembros depuestos por los liberales trinitarios el 09 de junio de 1844, incluyéndose él como Jefe de la Junta. La nueva Junta Central Gubernativa ordenó el apresamiento y la expulsión de un grupo de liberales trinitarios. En consecuencia fueron detenidos Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Félix María Ruiz, Pedro Alejandrino Pina, Juan Isidro Pérez, y otros liberales trinitarios, quienes acusados de “traidores e infieles a la Patria”, tuvieron que abandonar el país en agosto de 1844. Así se inicia el destierro de casi un siglo (99 años) de Don Félix María Ruíz, Prócer Dominicano, el cual culmina con la repatriación de sus restos mortales en 1943. Hoy descansa en el Panteón Nacional (antigua Iglesia de los Jesuitas) en la Zona Colonial de la Ciudad de Santo Domingo de Guzmán, capital de la República Dominicana.
Don Félix María Ruiz representa los más nobles y genuinos valores e ideales de Los Trinitarios, y sobre los cuales se fundó la Nación Dominicana. Entregó todo por la causa libertaria y tuvo que salir a un injusto exilio, que lo llevó por el Norte de América, Las Antillas Holandesas, Colombia y finalmente a Mérida en Venezuela. En Mérida se radicó e hizo familia y amigos, viviendo una vida anónima a su condición de prócer y económicamente modesta, pero como siempre dando lo mejor de sí en pro de la educación y los valores humanos. La vida de Don Félix María Ruiz en tierras merideñas que a continuación expondrá el Académico Ricardo Gil Otaiza es prácticamente desconocida en la Nación
Dominicana, y por tanto será un aporte a la historiografía de los Próceres Dominicanos.
Referencias Consultadas
Archivo General de la Nación (2010). “Historia Dominicana: desde los aborígenes hasta la Guerra de Abril”. Volumen CXVIII. ISBN: 978-9945-074-10-9. Editora Alfa y Omega. Santo Domingo, República Dominicana.
Lebron, M. (1998). “Juan Pablo Duarte: Escritos”. Colección Duartiana N°1. Tercera
Edición. Instituto Duartiano. Santo Domingo, República Dominicana.
Peguero, V. y De Los Santos, D. (1983). “Visión General de la Historia Dominicana”. Séptima Edición. Ediciones de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Santo Domingo, República Dominicana.
Troncoso. P. (2002). “Vida de Juan Pablo Duarte”. Colección Duartiana N°11. Tercera
Edición. Instituto Duartiano, Santo Domingo, República Dominicana.
Carlos F. Espinosa Jiménez
Profesor Titular (J) de la Universidad de Los Andes. Miembro Correspondiente Estatal de la Ilustre Academia de Mérida.. Miembro Correspondiente por el Estado Trujillo de la Ilustre Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat de Venezuela.